martes, 25 de septiembre de 2018

¿Qué es la historia del tiempo presente?


Por: Rebecca Grafía

Paul Ricoeur ha señalado tres tipos de relaciones que tenemos con el pasado: la memoria, la historia y el olvido, título además de su última obra. El historiador es aquel que se encarga de cuidar la relación con el pasado desde el punto de vista histórico. El propio quehacer histórico y el historiador tienen historicidad, es decir, su práctica, sus intereses y sus fuentes han cambiado a través de la historia misma. Uno de los cambios más interesantes se dio en el siglo XX, cuando en Francia comenzaron a surgir trabajos que se preocupaban por periodos históricos mucho más recientes, como el periodo de entreguerras o la Segunda Guerra Mundial. En 1979 se creó el Instituto de Historia del Tiempo Presente[1] en París Francia, en el que participaron investigadores de la Escuela de Altos Estudios de Ciencias Sociales y el Centro Nacional de Investigación Científica.[2] Entre sus principales intereses estaban la Segunda Guerra Mundial y el periodo de entreguerras, la memoria y el testimonio, y repensar la relación pasado-presente-futuro. Darían espacio a otro tipo de investigaciones como la historia oral, la historia de las mujeres, historia de lo político, historia de las ciencias sociales, entre otras.
Que se planteara el objetivo de repensar la relación pasado-presente y futuro nos introduce a hablar de la postura que tomaron estos intelectuales. Por un lado, se desprendían de la historia tradicional, la cual había criticado severamente los intentos de historiar el presente y, por el otro, rechazaban cualquier filosofía de la historia, pues se trataba de repensar nuestra relación con el tiempo histórico, pero no más como un tiempo dado o predeterminado en el que todos estamos envueltos. Sino como una relación que cada presente construye y, pensarlo así, obliga a dar cuenta de la multiplicidad de tiempos y espacios que coexisten.
Las principales críticas versaron en la falta de perspectiva histórica; cómo superar la pasión partidista o la mera anécdota periodística. La imposibilidad de llegar a una visión de conjunto de problemas. La imposibilidad de identificar ciclos que puedan conducir a una teorización. Otros problemas historiográficos que se señalaron fueron lo relativo a las fuentes, la selección de documentación, la crítica, la metodología, la periodización, los contornos y territorios, así como su relación con otras ciencias sociales, y, además, su calidad “científica”.[3] Podemos ver como todas estas críticas se apoyan en una visión de la historia e historiografía tradicional, apegada a un método histórico con herencias un tanto positivistas, en el sentido de una búsqueda de cierto tipo de cientificidad. Precisamente los defensores de la historia del tiempo presente descartan la mayoría de las críticas anteriores diciendo que surgen de un determinado paradigma del cual buscaban alejarse.
Los investigadores reconocen la relación que existe entre el surgimiento de la historia del tiempo presente y su contexto, enfatizan que la demanda social fue un factor crucial que obligó a los científicos sociales a repensar un presente que exigía ser explicado.[4] La necesidad de entender nuestro presente fue una demanda social que no sólo los historiadores han intentado satisfacer desde los 60’, pues también los medios de comunicación se congregaron a la tarea de entender y explicar el presente. La globalización, el régimen de historicidad presentista y la multiplicidad de temporalidades, son las nociones principales que se mencionan a la hora de explicar el surgimiento de la historia del tiempo presente.[5] El historiador Hugo Fazio asegura que la historización del presente es crucial para nuestra sociedad actual, necesidad que se agudizó a partir de las décadas de los 70’ y 80’. Describe la historia del tiempo presente a partir de una lectura de lo inmediato, que tiene divisiones respecto a sus contribuciones pero que al mismo tiempo no puede negarse su resonancia. Asimismo ubica otros problemas que pueden ser tratados por la historia del tiempo presente: la reflexión del cómo pudieron haber sido las cosas y las representaciones que tiene el pasado en determinado presente.[6] Otros enfatizan el carácter del “presente” como una construcción cultural.[7]
Hasta aquí nos hemos enfocado en Francia, la institucionalización de la historia del tiempo presente no se detiene ahí. Los alemanes la trabajaron como “Zeitgeschichte”, los italianos como “historia modernissima” y los anglosajones como “current history”. Actualmente es posible encontrar una gran variedad de institutos que se especializan en la historia del presente, siendo abundantes por ejemplo en Latinoamérica, en dónde la memoria como objeto de estudio ha resultado una prioridad en las investigaciones.[8]
Antes de concluir me gustaría concluir con una reflexión de François Hartog sobre el régimen presentista, especialmente porque es retomado para explicar el surgimiento de la historia del tiempo presente. Hartog, quien sigue las categorías de Koselleck para pensar nuestra relación con el tiempo, habla de cómo cada presente ha construido y representado su vínculo con el pasado, con el futuro y con el propio presente. Si bien reconoce que esta construcción varía en los espacios, se enfoca en Grecia y Europa para explicar cómo se gestó el régimen historia magistra vitae que permeó hasta el siglo XVIII, luego el régimen moderno y, a partir de 1989, Hartog comienza a ver un cambio en nuestra relación con el tiempo, en la que hay una preocupación incesante por el presente, un “presentismo”.[9] Un presente constante y que no cesa, pero que nos tiene atrapados en la paradoja de estar preocupado por el pasado, pero de mano de la memoria y el patrimonio. Por otro lado, es un presente que nos dibuja un futuro catastrófico. Cabe destacar que este “presentismo” es un síntoma de nuestra relación con el tiempo que se puede manifestar de diversas maneras: The Road (novela), el 9/11, tiempo real, etc.
¿Cuáles son las ventajas y desventajas de pensar una historia del tiempo presente? En el sentido social y práctico nos lleva a pensar la función social del historiador, en el sentido teórico epistemológico nos lleva a tratar de repensar o construir nuevas categorías para abordar otros problemas temporales, especialmente porque en ocasiones se trabaja un presente que todavía está siendo.






Bibliografía:
François Bédarida, Definición, método y práctica de la Historia del Tiempo Presente, artículo en línea: file:///C:/Users/Usuario/Downloads/7848-7931-1-PB.PDF
Josefina Cuesta Bustillo, La historia del tiempo presente: estado de la cuestión, artículo en línea: http://revistas.usal.es/index.php/0213-2087/article/view/5714/5748.
Hugo Fazio Vengoa, La historia del tiempo presente: una historia en construcción, artículo en línea: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=81111329004
Julio Arostegui, Reseña a La historia del tiempo presente: historiografía, problemas y métodos, en https://revistas.unal.edu.co/index.php/achsc/article/view/28095/35994
____________, Julio Arostegui, La historia del presente, ¿una cuestión de método?, artículo en línea: file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Dialnet-LaHistoriaDelPresente-1036594.pdf 
François Hartog, Regímenes de historicidad, México, UIA, 2006.
_____________, Evidencia de la historia, México, UIA, 2011.




Sitios de interés:
-De la Red de estudios de la violencia
https://redestudiosrepresion.wordpress.com/
-Grupo de estudios interdisciplinarios sobre pasado reciente, GEIPAR (Uruguay):http://www.geipar.udelar.edu.uy/
-Grupo de Investigación “Estudios del Tiempo Presente” (España):http://www.historiadeltiempopresente.com/web/
-Red Interdisciplinaria de Estudios sobre Historia Reciente, RIEHR (Argentina):http://www.riehr.com.ar/index.php
-Red de estudios sobre la represión y violencia política (Argentina):
-Grupo de Investigación en Historia Reciente, Universidad de Navarra:
-Centro Documental de la Memoria Histórica (España):
-Agency of the Federal Commissioner for the Stasi Records (BStU), Alemania:
-Institut d’histoire du temps présent – IHTP, Francia :
-Asociación de Historiadores del Presente, España:
-Institut für Zeitsgeschichte, Alemania:
-Institute of Contemporary British History, Gran Bretaña:




[1] François Bédarida fue el primer director del instituto y desde un inicio trazó los objetivos, preocupación y metodología a seguir por la historia del tiempo presente. Consúltese: Definición, método y práctica de la Historia del Tiempo Presente, artículo en línea: file:///C:/Users/Usuario/Downloads/7848-7931-1-PB.PDF
[2] Josefina Cuesta Bustillo, La historia del tiempo presente: estado de la cuestión, artículo en línea, p. 230: http://revistas.usal.es/index.php/0213-2087/article/view/5714/5748.
[3] Ibidem., p. 233 y ss.

[4] Para más de las circunstancias de su aparición véase: Pierre Sauvage, Una historia del tiempo presente, artículo en línea, p. 61 y ss., en: http://www.redalyc.org/pdf/811/81111329005.pdf.
[5] Hugo Fazio Vengoa, La historia del tiempo presente: una historia en construcción, artículo en línea: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=81111329004 y Julio Arostegui, Reseña a La historia del tiempo presente: historiografía, problemas y métodos, en https://revistas.unal.edu.co/index.php/achsc/article/view/28095/35994.
[6] Hugo Fazio Vengoa, La historia del tiempo presente: una historia en construcción, p. 51.
[7] Julio Arostegui, La historia del presente, ¿una cuestión de método?, artículo en línea: file:///C:/Users/Usuario/Downloads/Dialnet-LaHistoriaDelPresente-1036594.pdf.
[8] Consúltese el sitio: http://historiadelpresente.org/
[9] Véase especialmente las obras: Regímenes de historicidad y Evidencia de la historia. En esta última Hartog nos dice que: “El ascenso del testigo en el espacio público era, en efecto, un claro indicio de los cambios de coyuntura y, en particular, del lugar que tomó, de ahí en adelante, la categoría del presente”, p. 205.

martes, 18 de septiembre de 2018

Tips para editar y reescribir


Por: Rebecca Grafía

En esta ocasión continuamos con los consejos brindados por Howard Becker en su libro Manual de escritura para científicos sociales como empezar y terminar una tesis, libro o un artículo. Ya hablamos un poco sobre cómo iniciar a escribir con el “borrador plumazo”, la identificación de ideas principales y secundarias, nos dimos cuenta de lo que queremos decir y, también que hay distintas formas de hacerlo. A partir de ahí nos fuimos a un segundo borrador un poco más documentado, aunque todavía pensándolo con la libertad de ser un borrador. Ahora bien, este segundo borrador más amplio es el que toca editar y reescribir. Becker aconseja editar de oído, es decir, leerlo en voz alta y a conciencia para identificar algunos “errores” que entorpecen nuestra escritura, y, por tanto el entendimiento del lector. El objetivo principal de escribir, es hacerlo de una manera que el lector entienda de la manera más clara y concisa lo que quieres decir. Este proceso, nos dice Becker, es creativo y no es a la primera, se trata de mucha práctica, por lo cual es mejor ver las tareas de editar y reescribir, como algo divertido ya que si no será un proceso mucho más tedioso.
Editar de oído se trata de leer en voz alta y darnos cuenta de que si algo suena bien es porque está bien, si algo no suena bien es porque no está bien. Es escuchar a conciencia cada una de las palabras que elegimos y preguntarnos: ¿es realmente lo que quiero decir? ¿Esta palabra ayuda o entorpece mi argumento? Becker señala que en este proceso, más que hacer uso del lenguaje lógico –matemático hacemos uso de la heurística, la corrección es creativa. Por lo mismo, es importante leer cosas que estén fuera de nuestra profesión, darnos cuenta de que hay múltiples formas de comunicar lo que queremos decir, así como los distintos usos de las palabras. El problema de solo leer materiales de nuestra profesión es que terminamos repitiendo los mismos vicios y problemas a la hora de escribir que, como ya vimos están sujetos a criterios de validación, pues queremos que nuestro discurso sea plausible y aprobado por una comunidad especialista que tiene determinados criterios de aceptación. Aun así, para Becker, es posible escribir diferente, hacer textos más comprensibles, causar un impacto al lector, etc. Aunque claro habrá resistencias en el camino.
Lo cierto es que no existe mucha crítica a la prosa de un escritor académico, generalmente es algo que no es tomado en cuenta y cuando se señala es común escuchar excusas como “yo no nací con el don de la palabra”, “se trata de un texto académico no literario”, etc. Cuando lo cierto es que la buena escritura se desarrolla con el tiempo, se requiere práctica y constancia, pero también errores, muchos errores.
Veamos entonces algunos tips para la corrección de nuestros borradores (no importa cuántos sean, pueden pasar hasta 10 borradores antes de llegar a un manuscrito y aun así las cosas terminadas están sujetas a reediciones, en suma, la escritura es un proceso abierto).

 Cambiar oraciones pasivas por oraciones activas
Se trata de introducir un agente en la acción, la afirmación, la argumentación, etc. Esto con el propósito de atraer al lector. Hay que eliminar todas las muletillas, “carraspeos” o palabras rimbombantes y repetidas que no son específicas ni necesarias para lo que queremos decir. Por ejemplo: “… toda una vida de arduo trabajo…” por “una vida de arduo trabajo”.
Es importante resaltar que cada cambio que realices abre nuevos caminos, las posibilidades son infinitas, pero se trata de encontrar la manera más clara y precisa de lo que queremos comunicar. Es un ejercicio tedioso pero necesario, Becker dice que requiere tiempo aunque no tanto como creemos, eso sí, la corrección debe ser renglón por renglón, palabra por palabra para detectar problemas. Se trata de ajustar la lente para tener una visión más enfocada, pero en el texto.
Las palabras innecesarias no tienen lugar puesto que sólo engañan al lector. Cuidemos que nuestras palabras no suenen a “conceptos” que no hemos explorado o definido con claridad, puesto que llaman la atención, insinúan profundidad y sofisticación donde no la hay y, además, posteriormente podrías ser cuestionado por su uso. Cada oración puede presentar problemas que a primera vista son “teóricos” o “metodológicos” cuando en realidad son de sintaxis o bien producto del abuso de palabras innecesarias.
Las oraciones con agentes activos tornan más comprensibles y creíbles nuestras representaciones. Por ejemplo; “el criminal fue sentenciado” (oración pasiva) por “el juez sentenció al criminal” (oración activa). Becker denuncia que casi todas las versiones de teoría social insisten en que actuamos para producir vida social, pero la sintaxis de ciertos investigadores afines a estas teorías parece decir lo contrario, pues omiten a los actores perdiéndose en la voz pasiva. Aunque el autor no lo menciona, me parece que ello también tendría que ver con la búsqueda de objetividad de algunas ciencias sociales y con la forma en que ha sido acordado deben de ser los trabajos académicos.

 Pocas palabras
¿Por qué introducimos frases o palabras que no van? Hay múltiples razones dice Becker, para demostrar modestia, por temor a estar equivocados, etc. También porque pensamos que si decimos lisa y llanamente lo que queremos expresar, entonces cualquiera podría decirlo, creemos que debe sonar profundo para ser científico. Solemos apegarnos a ciertos formatos por legitimidad de nuestra área, pero lo cierto es que terminan siendo texto con poca aportación y aburridos para el lector. Becker aconseja revisar nuestros textos y preguntarnos si podríamos decir lo mismo con el menor número de palabras posibles. De ser así, hay que corregir.

 Repetición
Se trata de evitar la reiteración si no es necesaria. Por ejemplo: “un banco se ve diferente cuando está habitado por encargados de limpieza que cuando está habitado por bancarios”. Lo repetitivo distrae, si lo omitimos se puede crear una oración más interesante y completa.

Estructura y contenido
Los pensamientos expresados en una oración afirman o implican algún tipo de conexión. De ahí que debamos ser tan cuidadosos a la hora de editar o reescribir, ¿estoy relacionando de forma que comunico lo que realmente quiero decir? Por supuesto, hay varias formas de exponer, se puede jugar con las posibilidades de cómo contar algo, recordando siempre que el orden afecta el argumento. ¿Nuestra exposición se trata de un orden jerarquizado, entrelazado, de iguales? Lo anterior depende de qué queremos decir. La sintaxis es la manera en que ordenamos los elementos de modo tal que su sintaxis también configure el argumento y que no interfiera con la comprensión del lector.

Concreto/abstracto
Becker afirma que los académicos, sociólogos y los científicos sociales en general empleamos demasiadas palabras abstractas, en el fondo debido a que no tenemos nada específico. Por ejemplo, cuando decimos que “dicho fenómeno social es complejo”, para Becker eso no dice nada salvo un “créanme hay mucho trasfondo aquí”, lo cual se puede decir de casi cualquier cosa. Hay que ser cuidadosos con las generalidades simplonas.
Independientemente de nuestro público lector, podemos lograr una escritura legible y memorable editando y reescribiendo de manera específica y concreta. Cuando suprimimos frases largas y pomposas por frases más compactas, la idea se vuelve más nítida y específica.
Si hablamos de abstracciones y necesitamos ejemplos hay que elegirlos con sumo cuidado, ya que estos traerán repercusiones en la argumentación en general.

Metáforas
Becker narra cómo los temas habituales de revistas académicas están repletas de metáforas, sin importar si se trata “de sociología, historia, psicología, en casi todas hay cháchara trillada metafórica”. Por ejemplo; en las reseñas se leen cosas como “parece faltar una vuelta de tuerca”, o “el estudio abarca un amplio terreno”, o “se ocupa de temas empobrecidos por su contexto”, etc. Pareciera, dice Becker, que el documento es más científico si contiene un montón de palabrerío metafórico. Por lo general, en los textos que revisaba el autor, eliminaba todas las metáforas. A menos que alguna fuera el hilo conductor y correcto de la argumentación principal.
El uso correcto de metáforas implica seriedad y atención pues existen distintos tipos. Tomar conciencia de ello nos permite utilizarlas intencionalmente y a sus matices también.

Editar de oído y reescribir es una “acción zen de prestar atención” nos dice Becker. Los borradores se pueden escribir rápidamente y con descuido porque luego tendemos tiempo de reescribirlos. Los escritores ponen mucha atención a lo que han escrito, observan y analizan el uso que dan a cada palabra. Cuando ponemos atención, los problemas comienzan a resolverse.
Basada en mi experiencia al seguir los consejos de Becker, y en la reciente presentación de avances que tuve, añado otros consejos que pueden ser útiles en esta etapa:

           Paciencia
Como ya dijo Becker, la escritura y corrección son procesos creativos. No es a la primera, se trata de práctica y de un vaivén de actividades. Leemos material, tomamos notas, hacemos fichas, borradores, corregimos, editamos, reescribimos, nos regresamos, etc. Toma tiempo, pero siendo constantes podemos avanzar mucho en poco tiempo, especialmente porque vamos persiguiendo la claridad y nos vamos dando cuenta por dónde continuar o en dónde detenernos por un momento.

Piensa en tu lector
Becker narra como otro tipo de borrador plumazo que hacía era el platicar una síntesis breve del artículo o libro que estuviera trabajando a algún amigo o colega y darse cuenta de en dónde el escucha lo seguía en su argumento y en dónde se perdía, o bien en que puntos él estaba en lo correcto al verlos relacionados y en dónde la conexión era un tanto forzada o un callejón sin salida y mejor dejarlo así por el momento. Lo mismo aplica a la hora de recibir comentarios por parte de tus compañeros o lectores en seminario. Detectar en dónde, por más claros que tratamos de ser, hay confusión o no se entendió lo que queríamos decir. Revisar y corregir.

Distintas fases en el proceso de escritura
El protocolo es parte fundamental para el proceso de escritura, pero no es lo más importante. No debemos aspirar a corregir múltiples veces el protocolo para que se ajuste a aquello que “sí queremos decir” conforme vamos haciendo avances en nuestra investigación. Se trata de partir de una idea, hacer borradores, hacer manuscritos, ensayos y aproximaciones, en los que vayamos detectando estos vaivenes entre lo que creíamos cierto y lo que fuimos encontrando para luego dar una argumentación detallada y honesta de nuestros resultados. No hay que pensarlo como “esto ya es parte del capítulo tal…” porque puede ser que no quede acomodado así al final. En el “borrador plumazo” hicimos fichas y nos fuimos por partes realizando un ensayo por tema. Se trata de hacer aproximaciones, ajustes y reacomodos, aunque claro vamos avanzando en la escritura. Así, la redacción final de la tesis, artículo o libro será más fácil.

Ir por partes
Podemos dejar un ensayo en el “segundo borrador” y volver a él más tarde para corregirlo. Así nos podemos ocupar de otras partes, de otras lecturas, o comenzar otro borrador plumazo. Recuerda que la escritura no es un proceso lineal, sino creativo, en el que cabe la retrospección para dar claridad a lo que escribimos.



Bibliografía:
Howard Becker, “Editar de oído”, en Manual de escritura para científicos sociales como empezar y terminar una tesis, libro o un artículo, Siglo XXI, Argentina, 2011, pp. 99 -113.




De historiador a historiador

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